sábado, 12 de marzo de 2011

La parte del león

Ya sabemos por experiencia que los poderosos siempre se quedan la mejor parte de las cosas y, muchas veces, no solo lo que les corresponde, sino también lo que les toca a los demás. Cuando eso ocurre, decimos que esa persona o institución se ha llevado la parte del león, que no es más que la parte mayor o más sustanciosa de los beneficios.

La expresión proviene, como en muchas ocasiones, de una fábula, pero esta vez de Fedro (15-55 a. C.), el más antiguo de los fabulistas latinos, que en sus Fábulas esópicas presenta la siguiente historia:

Nunca es segura la alianza con un poderoso; esta fabulilla confirma mi tesis. Una vaca, una cabrita, y una mansa oveja fueron al bosque como socios de un león. Una vez que hubieron cobrado un ciervo corpulento, hechas las partes, el león habló de la siguiente manera: “Yo tomo la primera parte porque me llamo león; la segunda me la dais por respeto a que soy vuestro socio; en tales circunstancias, puesto que soy más fuerte que vosotros, me corresponde la tercera; mal lo ha de pasar si alguno se atreve a tocar la cuarta”. De ese modo sólo la maldad se llevó la pieza entera (Phédre. Fables. París, 1969, 3ª ed. Text. y trad. por A. Brenot).
Seguramente a esta fábula debemos también el adjetivo leonino (unas condiciones leoninas, un contrato leonino, etc.), que se aplica cuando las condiciones aplican solo a una de las partes.

Referencias:
  • García Remiro, José Luis (2001). ¿Qué queremos decir cuando decimos...? Frases y dichos del lenguaje diario. Madrid: Alianza.

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