A partir, sobre todo, de las reivindicaciones feministas, los
lingüistas llaman sexismo
lingüístico a estos y
otros fenómenos de la lengua que marcan u ocultan a la mujer, como
el llamado género
genérico: el masculino
engloba al femenino. Así, alumnos
engloba tanto a chicos como a chicas, pero alumnas
solo engloba a las chicas. La Academia considera que este aspecto
concreto es propio de la lengua y no incurre en sexismo, pero muchos
manuales de estilo de diarios, empresas y organizaciones recomiendan
usar genéricos como alumnado.
En cualquier caso, el sexismo lingüístico es el reflejo del sexismo
social. El hablante puede elegir concienciarse de ese problema e
intentar incurrir o no en él, y, en lo que a la lengua respecta,
cuidar o no la elección de su léxico.
Aquiles fue famoso por su débil talón, a pesar de todas sus virtudes. Este blog pretende fortalecer nuestro talón más débil: las lagunas que tenemos en nuestra lengua.
sábado, 16 de febrero de 2013
El sexismo lingüístico
domingo, 10 de febrero de 2013
Profetas, prédicas y obras
Hoy me he levantado nostálgico y me ha dado por recordar refranes y dichos que mi madre emplea profusamente, y de la que yo he heredado el hábito y el gusto. Y, entre todos, he recordado uno bastante irónico: Nadie es profeta en su tierra. Así decimos cuando son precisamente los compañeros, los amigos o, más en general, los compatriotas, los mayores censores de uno mismo u otra persona, y los menos dispuestos a reconocer sus méritos. Cosa que pasa mucho en España, al menos hasta que estás muerto, y aquí recuerdo a mi padre cuando, con todo el retintín, decía esta frase de su cosecha: Tenía sus cosillas... ¡pero qué bueno era!
La frase Nadie es profeta en su tierra proviene, como muchas otras, de la vida de Jesús, reflejada en los Evangelios, y relata obviamente la poca consideración que tuvieron con él sus paisanos. Concretamente se refiere a la entrada de Jesús en Nazaret, donde al predicar la doctrina, los habitantes de la ciudad decían que de dónde venía tal sabiduría y tales milagros, siendo hijo del carpintero. Entonces se supone que Jesús dijo que "solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta" (Mt. 13, 57), "a ningún profeta lo aceptan en su tierra" (Lc. 4, 24). En Juan se dice también: "Jesús mismo había asegurado que a un profeta no lo estiman en su tierra" (Jn. 4, 44).
Claro que, hablando de profetas, estos se dedican a predicar, y también dicen en mi casa, no sin ironía, No es lo mismo predicar que dar ejemplo, y también Una cosa es predicar, y otra dar trigo, versiones todas sinónimas del refrán, quizá más conocido, Obras son amores, y no buenas razones. Las tres nos indican que las palabras deben apoyarse en los hechos, y que el ejemplo es la mejor prueba de nuestras afirmaciones. De hecho, hay muchas frases conocidas respecto a esto, sobre todo cuando más que palabras de amor, queremos demostraciones del mismo. Y lo resume muy bien una frase bien conocida y que me encanta: No me quieras tanto, y quiéreme mejor.
Fuentes
- García Remiro, José Luis (2001). ¿Qué queremos decir cuando decimos...? Frases y dichos del lenguaje diario. Madrid: Alianza.
domingo, 3 de febrero de 2013
Así mismo, asimismo y a sí mismo
Existen dos locuciones y una palabra que suenan igual: así mismo, asimismo y a sí mismo. Veamos hoy la diferencia entre las tres formas:
- Asimismo es un adverbio de afirmación que equivale a 'también': La entrega de premios congregó a grandes directores, y vinieron asimismo los principales actores del país. Es posible escribirlo en dos palabras (así mismo), pero hoy en día la RAE no lo recomienda.
- Así mismo puede resultar también de la unión de los adverbios así y mismo, significando 'de la misma forma, de la misma manera'. En este caso funcionará como complemento circunstancial de modo y siempre se escribirá en dos palabras, aunque mismo no es más que un refuerzo, un énfasis, y puede suprimirse: Usted hace las cosas mal y sin ningún cuidado, y se lo digo así (mismo).
- La secuencia a sí mismo está formada por la preposición a, el pronombre reflexivo sí y el adjetivo mismo, se escribe siempre en tres palabras y se corresponde con 'a él mismo': Se gustaba mucho a sí mismo. Es relativamente fácil diferenciarlo de los anteriores porque no tiene valor adverbial, sino que funcionará siempre como complemento directo o indirecto.
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