Cuando se dice de alguien que es un "pájaro de mal agüero" estamos indicando que un hecho o una persona presagia desgracias o da mala suerte. También se llama "agorero" al que nos recuerda todo el tiempo que nos van a pasar cosas malas.
"Agüero" viene de la palabra latina augur, que se utilizaba para denominar a los sacerdotes que se dedicaban a predecir diversos hechos útiles utilizando métodos muy diversos, como el análisis de los hígados de las ocas y otras aves sagradas. De esta palabra viene el verbo español "augurar", 'adivinar o pronosticar el futuro'. Los augures eran personajes muy importantes en Roma, porque con sus predicciones influían en el pueblo y acababan teniendo razón. Por ejemplo, si auguraban un mal resultado en la batalla, los soldados salían desmoralizados, y es fácil que pierdan por ello, aumentando así la fe que se tenía en sus palabras.
Las aves eran a menudo el método de adivinación de estos sacerdotes: se valoraba su especie, su número, su canto y la dirección de su vuelo. Cicerón, por ejemplo, se pregunta intrigado por qué son favorables el vuelo del cuervo a la derecha y el de la corneja a la izquierda. También Plutarco da diversas indicaciones al respecto. Es por eso que la frase que nos ocupa nombra a las aves como portadoras de mala suerte.
Sin embargo, diversos dirigentes romanos se burlaron de la suerte según las aves: Apio Claudio Pulcher se encontró con que, según los augures, los pollos sagrados no quería comer, lo que indicaba que perderían la siguiente batalla naval. Entonces el general dijo: "si no quieren comer, que beban", y los lanzó al agua.
Finalmente, cabe indicar que, a pesar de que en las películas y los libros de terror se ha identificado el cuervo con el ave maldita, eso no es de todo exacto: en el mundo romano muchas fueron las aves que traían buena o mala suerte, no solo el cuervo. Esta atribución se deberá, seguramente, a que el cuervo es negro, color infausto, y se alimenta a menudo de carne muerta. Por ello otras culturas, como la hebrea, lo han identificado con lo impuro: Noé soltó un cuervo para ver si había acabado el diluvio, pero no volvió. Sí lo hizo la paloma, símbolo de pureza. Como curiosidad, el cuervo es el pájaro más nombrado por Shakespeare en sus tragedias Otelo y McBeth.
Referencias: García Remiro, José Luis (2001). ¿Qué queremos decir cuando decimos...? Frases y dichos del lenguaje diario. Madrid: Alianza.
Referencias: García Remiro, José Luis (2001). ¿Qué queremos decir cuando decimos...? Frases y dichos del lenguaje diario. Madrid: Alianza.
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