Hacía ya tiempo que no tocaba un tema y sus frases hechas relacionadas. Hoy voy a tratar las locuciones y frases hechas relacionadas con la palabra pluma y sus derivados, porque tienen su interés y porque se me ha ocurrido hace cinco minutos. E indico ya que no voy a relatar de dónde viene el modismo tener pluma como síntoma de amaneramiento, porque no lo sé, principalmente. Aunque he leído por ahí que puede venir de las boas de plumas de las vedettes, que tan a menudo imitan las travestis y adoran los homosexuales.
En realidad, las diversas frases respecto a la pluma derivan tradicionalmente de dos significados de la palabra: las plumas de las aves, que recubren sus alas, y la pluma estilográfica, instrumento para escribir. En realidad, la segunda deriva de la primera, puesto que para escribir en la Antigüedad sobre papel o pergamino se usaba una pluma de pájaro cuya punta se mojaba levemente en tinta. Escribir con pluma era una tarea difícil, puesto que a lo rudimentario del instrumento se añadía que había de sujetarse de determinada manera para no arrastrar la tinta, así como apretarla muy suavemente o sumergirla en el tintero con tino para que el escrito no se llenara de manchas de tinta, tachaduras y borrones. De estos tachones proviene la frase borrón, y cuenta nueva, que se utiliza cuando queremos olvidar un asunto y pasar a otra cosa. También se dice Hasta el mejor escribano echa un borrón, disculpando a alguien de un error que le puede pasar a cualquiera. En este sentido de perdón, aunque ya no nombrando la escritura, sino al escritor, se dice que A veces se descuida el buen Homero o A veces también se duerme el buen Homero, frase que proviene de Horacio en su Arte poética, cuando disculpa algún pequeño error del padre de la literatura europea.
Tampoco ha faltado la metonimia de emplear la palabra pluma de la escritura con el significado de inteligencia. Así, fue el escritor inglés Edward Bulwer-Lytton quien acuñó en su forma definitiva el tópico La pluma es más poderosa que la espada, indicando que la inteligencia y la cultura consiguen más que la violencia y la guerra. En un sentido similar se emplea el refrán Más vale maña que fuerza. La frase es en realidad parte de un verso de la obra Richelieu; or the Conspiracy, y fue calificado por el crítico literario Sherman Gould como "un verso que es probable que viva por siglos". Acertó.
Volviendo a las plumas de las aves, pero esta vez puestas en el copete de los militares de la Milicia Nacional, instituida por las Cortes de Cádiz (1812), tenemos la frase ¡Que se te ve el plumero!, que se usa cuando a alguien se le ven las intenciones que pretende que permanezcan ocultas. Como quiera que este cuerpo se instauraba cada vez que entraban en el gobierno los progresistas, y era mandado disolver siempre que los conservadores obtenían el poder, el llamativo penacho de plumas de los milicianos pasó a simbolizar la progresía liberal, con lo que la presa de la época decía que a tal o a cual político se le veía el plumero, indicando su carácter progresista. Así se observa en los Episodios Nacionales de Galdós. Hoy en día, sin embargo, indica que se le ve a alguien cualquier intención, fuera ya de su origen político.
Finalmente, otra que me resulta muy graciosa es la frase Adornarse con plumas ajenas, que se emplea cuando alguien intenta llevarse el mérito de lo que ha hecho otro. ¡Cuántos políticos se adornan hasta con la basura, si es que les viene bien! La expresión proviene, como pasa muchas veces, de una de las Fábulas de Esopo (s. VI a. C.), llamada "El grajo y los pájaros", donde en un concurso de belleza para elegir al rey de las aves, el grajo se presenta ante Zeus como el pájaro más hermoso, pues se ha puesto las plumas de las otras especies. Pero estas se dan cuenta y le arrancan las plumas a picotazos, dejándolo tan feo como es en realidad. Como siempre, fue reescrita en castellano por numerosos autores, entre ellos el Arcipreste de Hita en El libro de Buen Amor (1330-1343) o Tirso de Molina, que la refiere en su obra teatral La villana de la Sagra (1634). Pero fue mi buen Samaniego el que la popularizó con el nombre de "El grajo vano" en su obra Fábulas (1781):
Con las plumas de un pavo
un grajo se vistió; pomposo y bravo
en medio de los pavos se pasea.
La manada lo advierte, lo rodea,
todos le pican, burlan y lo envían...
¿dónde, si ni los grajos lo querían?
¿Cuánto ha que repetirnos este cuento
sin que haya en los plagiarios escarmiento?