miércoles, 6 de abril de 2011

Aunque la mona se vista de seda...

Cuando alguien finge aptitudes que no tiene o, simplemente, disimula sus defectos internos con engañosas apariencias, decimos con tono irónico aunque la mona se vista de seda... y añadimos a veces: mona se queda. Con ello decimos jocosamente que no ha conseguido engañar a nadie, porque bajo esas artimañas se ve su esencia. También se dice a veces de manera más cercana a lo literal de la gente que se viste con ropas caras que no son coherentes con su posición social.

Se trata de un refrán antiguo que ya se dijo en griego (Luciano de Samóstata. Diálogos. 120-180 d. C.), y que utilizaron grandes de la lengua española como Mateo Alemán en el Guzmán de Alfarache o Tirso de Molina en Marta la Piadosa. El Diccionario de Autoridades también lo recoge. Uno de nuestros queridos fabulistas, Tomás de Iriarte, lo utilizó en su fábula "La mona" (Fábulas literarias), en la que una mona vestida con traje marcha a Tetuán:


FÁBULA XXVII

 Aunque se vista de seda
la mona, mona se queda.
El refrán lo dice así:
yo también lo diré aquí;
y con eso lo verán
en fábula y en refrán.

Un traje de colorines,
como el de los matachines,
cierta mona se vistió;
aunque más bien creo yo
que su amo la vestiría,
porque difícil sería
que tela y sastre encontrase.
El refrán lo dice: pase.

Viéndose ya tan galana,
saltó por una ventana
al tejado de un vecino,
y de allí tomó el camino
para volverse a Tetuán.
Esto no dice el refrán;
pero lo dice una historia,
de que apenas hay memoria,
por ser el autor muy raro;
(y poner el hecho en claro
no le habrá costado poco.)

Él no supo, ni tampoco
he podido saber yo,
si la mona se embarcó,
o si rodeó tal vez
por el ismo de Suëz.
Lo que averiguado está
es que por fin llegó allá.

Viose la señora mía
en la amable compañía
de tanta mona desnuda;
y cada cuál la saluda
como a un alto personaje,
admirándose del traje,
y suponiendo sería
mucha la sabiduría,
ingenio y tino mental
del petimetre animal.

Opinan luego al instante,
y nemine discrepante,
que a la nueva compañera
la dirección se confiera
de cierta gran correría
con que buscar se debía,
en aquel país tan vasto,
la provisión para el gasto
de toda la mona tropa.
(¡Lo que es tener buena ropa!)

La directora, marchando
con las huestes de su mando,
perdió, no sólo el camino,
sino, lo que es más, el tino;
y sus necias compañeras
atravesaron laderas,
bosques, valles, cerros, llanos,
desiertos, ríos, pantanos;
y al cabo de la jornada,
ninguna dio palotada:
y eso que en toda su vida
hicieron otra salida
en que fuese el capitán
más tieso, ni más galán
Por poco no queda mona
a vida con la intentona;
y vieron por experiencia
que la ropa no da ciencia.

Pero, sin ir a Tetuán,
también acá se hallarán
monos que, aunque se vistan de estudiantes,
se han de quedar lo mismo que eran ántes.

Referencias: Gómez Tórrego, Leonardo (2010). La normativa académica actual: cambios destacados. Ediciones SM.

1 comentario:

  1. Soy Silvia que el moodle no va y no lo pude hacer hayer ni hoy!!!!

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