sábado, 23 de enero de 2016

La subordinación sustantiva

A petición de un alumno, voy a hacer un resumen breve y conciso de la subordinación sustantiva. Obviamente no es un recorrido completo o de un nivel universitario, pero puede vernir bien para entender cómo funciona este tipo de subordinación.

1. Definición

Las oraciones o proposiciones subordinadas sustantivas son aquellas que realizan las funciones que, prototípicamente, realizan los sustantivos en la oración simple. Comparemos:
  • Mi hermano quiere un coche. [CD = un coche (Lo quiere)]
  • Mi hermano quiere que le compren un coche. [CD = que le compren un coche (Lo quiere)]
La diferencia, por lo tanto, es que en el segundo caso el complemento directo tiene verbo (compren), por lo que es una oración subordinada, ya que depende del verbo de la otra oración, que llamamos principal.

2. Reconocimiento

  • Las oraciones subordinadas sustantivas pueden ir introducidas por la conjunción que, llamada completiva, que realiza la función de nexo. No hay que confundirlo con el que relativo, propio de las oraciones subordinadas adjetivas, que siempre realiza una función en su propia oración. Comparemos las oraciones subrayadas:
a) Le he regalado una espada que brilla en la oscuridad = Oración subordinada adjetiva, donde que es relativo porque se refiere a "una espada" (antecedente). La oración subordinada se "reescribiría" como Una espada brilla, donde "una espada" es el Sujeto, por lo que que funciona de Sujeto.  

b) Le dije que viniera = Oración subordinada sustantiva, donde que funciona como nexo. Habitualmente sigue a un verbo y no puede sustituirse en la oración sustantiva por nada anterior.

Por otra parte, del mismo modo que un adjetivo puede usarse como un sustantivo mediante el uso de un determinante (bonito > lo bonito), las oraciones subordinadas adjetivas sin antecedente y con un determinante funcionan como subordinadas sustantivas, llamándose tradicionalmente subordinadas adjetivas sustantivadas. Es fácil reconocerlas porque siempre llevan un artículo delante:

a) Hemos adquirido el piso que nos gustaba [subordinada adjetiva (que es relativo y piso, antecedente)].
b) Hemos adquirido el que nos gustaba [subordinada sustantiva o adjetiva sustantivada (no hay antecedente y que lleva artículo determinante].
Este caso también se aplica al relativo sin antecedente quien, que no pueden llevar determinante:
a) La persona quien bien te quiere te hará llorar [subordinada adjetiva, quien tiene a persona de antecedente]

b) Quien bien te quiere te hará llorar [subordinada sustantiva o adjetiva sustantivada, pues quien no tiene antecedente (sobreentendemos una persona)].
  • Por otra parte, las oraciones subordinadas sustantivas pueden introducirse con la conjunción si o que si (que funciona como nexo), cuando lo que presentan es una intorrogativa indirecta: Le pregunté si vendría al cine con nosotros. No debe confundirse con el si condicional, propio de las subordinadas adverbiales (Si quieres, te acompaño). 
  • Otra forma de proponer interrogativas indirectas es con el adverbio interrogativo correspondiente (qué, quién, por qué, cómo, cuándo, dónde...), que siempre se acentúa: Hoy decidiremos cuántos vamos a la reunión; ¡Nunca sabes dónde dejas las llaves! 
  • Las oraciones subordinadas sustantivas pueden ir sin ningún tipo de nexo, cuando el verbo principal de la subordinada es un infinitivo: Tener miedo a la muerte es algo natural. En este caso, al ser el infinitivo una forma no personal, no consideramos que haya sujeto gramatical en la oración subordinada.
Además, para facilitar el reconocimiento de las subordinadas sustantivas, estas siempre pueden "convertirse" en oraciones simples más sencillas sustituyéndolas en su totalidad por algún pronombre demostrativo, como eso (hay que recordar mantener la preposición que adelante a la subordinada). Por ejemplo:
  • Te he dicho que vengas > Te he dicho eso.
  • Pasar por la noche por esa calle no es muy seguro > Eso no es muy seguro.
  • Mi novio dice que si puede venir a la cena > Mi novio dice eso.
  • El pianista dedica mucho tiempo a practicar > El pianista dedica mucho tiempo a eso.
La función que cumple eso en la oración simple es la misma que realiza toda la oración subordinada sustantiva.

3. Tipología

Las subordinadas sustantivas realizan todas las funciones de la oración simple excepto la de Complemento Circunstancial (CC), ya que estas constituyen oraciones subordinadas adverbiales exclusivamente. De este modo:
  • O. Sub. Sust. de SujetoEl que mucho abarca poco aprieta.
  • O. Sub. Sust. de Atributo: Su objetivo es aprobar todas en junio.

  • Or. Sub. Sust. de Complemento Agente: La ley no ha sido bien valorada por quienes están en contra del aborto.
  • O. Sub. Sust. de Complemento Directo: No digas que no te avisé.
  • O. Sub. Sust. de Complemento Indirecto: A quien madruga Dios le ayuda.
  • O. Sub. Sust. de Complemento del Núcleo (ya sea este sustantivo, adjetivo o adverbio):  
    • Tengo ganas de comer ya 
    • Estamos felices de que estés aquí 
    • Estás lejos de llegar al cinco.
  • Or. Sub. Sust. de Complemento de Régimen Verbal (o Preposicional): Mi familia insiste en que vuelva a casa por navidad.
  • Or. Sub. Sust. de Complemento Predicativo: Toca la guitarra que da gusto. Estas últimas son raras y no todos los gramáticos están de acuerdo en su clasificación. Solo la indico para señalar que son teóricamente posibles, pero no son habituales. Parece tener que ver con frases hechas y expresiones lexicalizadas.



sábado, 3 de enero de 2015

No hay guarro que no sea "escolimao"

Esta entrada va a ser variada, pero es que mi llegada a la patría, la suave patria, que diría Ramón López Velarde, me ha deparado nuevas y apasionantes expresiones totalmente lugareñas. La autora, casi siempre, es mi madre, que nunca deja de sorprenderme: cuando uno piensa que ya conoce la mayor parte de las frases hechas y expresiones familiares, la memoria de los progenitores recupera sorprendentes joyas léxicas.

La primera maravilla que escuché fue algo así como que "Esa muchacha va siempre como perica en tabaque". Gloriosa epifanía. Lo de perica me podía sonar, porque popularmente Perica o Periquilla es nombre de protagonistas de cuentos, y también se les dice a las muñecas. Pero ¿tabaque? Resulta que es una palabra de origen árabe, según la RAE, que significa 'cestillo o canastillo de mimbre'. Así, perica en tabaque sería una muñeca puesta en un cestito, como un regalo. Y la frase como perica en tabaque se aplica a las personas, generalmente mujeres, que se arreglan muy bien, van guapas y elegantes, o que se conservan muy bien si son algo mayores.

La otra palabra que parecía estar esperándome es escolimado, en la maravillosa expresión "No hay guarro que no sea escolimao", en boca de mi madre y de mi abuela. También está en el Diccionario, según esto en desuso, y significa 'dicho de una persona: muy delicado y endeble'. Aunque en la frase hecha se refiere más bien a la parte delicada, pues se aplica a las personas que, siendo muy poco finas, sobre todo en la mesa, luego tienen remilgos absurdos, como no querer del mismo vaso que un familiar, por ejemplo.

¿Qué os parece el léxico familiar? ¡Yo estoy entusiasmado! Y es que después de escucharlo sí que puedo hacer míos los versos de Lopez Velarde:

Diré con épica sordina:
la Patria es impecable y diamantina.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Ver y visionar, explotar y explosionar

Hoy han surgido varias consultas lingüísticas relativas a diferenciar verbos que pudieran parecer parecidos o, directamente, sinónimos, sobre todo por su uso indiscriminado en los medios de comunicación y en la conversación. Sin embargo, conviene conocer el significado recto de ciertos verbos para ser precisos a la hora de expresarnos.

La primera pareja en liza, que motivó esta entrada, es el par ver y visualizar. El principal significado de ver es 'percibir con los ojos algo', e implica que exista ese algo: una imagen, una pintura, una persona, un paisaje. En cambio, visualizar es 'imaginar con rasgos visibles algo que no se tiene a la vista' o 'formar en la mente una imagen visual de un concepto abstracto'. Así, es incorrecto decir "En la foto *visualizamos un bonito bosque", porque el bosque está ahí, en la imagen. En cambio, si un amigo me explica que visitó un bosque y lo describe, podemos decir "Creo que ya lo visualizo", en referencia a que me hago una imagen mental del mismo. No obstante, por el uso y el abuso informático, la Academia ya aceptó visualizar con el sentido de 'hacer visible una imagen en un monitor'. De esta forma, sí es correcto decir algo como "En la página web no se visualizan las imágenes", aunque, en mi opinión, el verbo ver queda mucho mejor.

¡Espera, que llega el tercero en discordia! ¿Qué pasa con el verbo visionar? En realidad su origen son las visiones, ya sabéis, esas 'creaciones de la imaginación'. Por eso su sentido original, muy poco usado, es 'creer que son reales cosas inventadas'. Sin embargo, se ha extendido una segunda acepción, 'Examinar, técnica o críticamente, en una sesión de trabajo, un producto cinematográfico, televisivo, etc.'. Así, es correcto decir "Tras visionar algunos vídeos sobre el tema, decidimos seleccionar el primero", pero es incorrecto decir "Vamos a *visionar la película en el cine de la esquina", porque aquí no tendríamos un sentido técnico o crítico. Además, suena fatal, si me lo preguntáis.

Ordenador explotando, que no *explosionando.
La segunda pareja que merece una especial atención es explotar y explosionar. ¿Cuál es la diferencia en este caso? Pues que el primer verbo es intransitivo, esto es, el sujeto es 'la cosa que explota', por decirlo fácilmente: "El artefacto explotó". En cambio, explosionar es transitivo, es decir, el sujeto es 'alguien' que hace que 'algo' explote: "La policía explosionó la bomba de manera controlada". Por lo tanto, son incorrectas expresiones muy habituales en la prensa, como "El artefacto *explosionó", ya que confunden objeto y sujeto. Y ¿por qué en estos medios se utiliza mal? Porque existe una la tendencia, bastante absurda, de utilizar palabras más largas y difíciles para aparentar un nivel culto de la lengua, lo que a menudo se traduce en errores de concepto fundamentales.

domingo, 15 de junio de 2014

El uso y el huso

La Aurora de La Bella Durmiente a punto de irse a dormir.
A pesar de que se lee muy a menudo *uso horario, el uso correcto es huso horario. Esto se debe a que la palabra no tiene nada que ver con el sustantivo uso, sino con huso, que en geometría se aplica a "una parte de la superficie de una esfera comprendida entre dos planos que se cortan en el diámetro de aquella". Dicho así parece raro, pero sólo hay que imaginar una mandarina a modo de esfera para entender que la superficie de un gajo sería un huso de la esfera total. Aplicado a la tierra y a la distribución de la hora en cada "gajo", tenemos que cada porción en la que se divide la esfera terrestre es un huso horario.

La palabra huso proviene del latín fusus, mientras que uso, del latino usus; la homofonía se produjo porque la f- inicial de las palabras latinas fue evolucionando en español hacia la pérdida de sonido, que escribimos con h-. Por eso de filium se llegó a hijo y de fratrem, a hermano. Como, además, al hablante le parece que en cada zona del planeta se "usa" la hora de una forma diferente, se produce la confusión.

La bella e insulsa Aurora ante el huso
de la rueca en Maleficent
Por otra parte, el término huso ha vuelto a ponerse de moda gracias al cine: en la película de Disney Maléfica se recupera y versiona el cuento de La bella durmiente, donde está el huso más famoso del mundo: el de la rueca, donde la bella y cantarina princesa se pincha el dedo. Este huso es en realidad un eje que se va adelgazando en las puntas y que sirve para devanar el hilo, pues este se va enrollando alrededor de él. El huso y la rueca datan del Neolítico y su invención supuso una verdadera revolución, pues permitió que se fabricaran hilos finos con los que poder tejer.

miércoles, 5 de marzo de 2014

El perro de las dos tortas

En México es muy común escuchar como advertencia que "te vas a quedar como el perro de las dos tortas", haciendo referencia a que por querer abarcar dos o más cosas al mismo tiempo, o por no decidirse entre dos posibilidades, al final nos quedaremos sin ninguna. Para los foráneos, una torta es un tipo de bocadillo mexicano, generalmente formado por un bollo de pan tierno relleno de jamón u otras carnes, abundante verdura, queso, etc.

Resulta curioso que al buscar datos sobre esta extendida frase aparecen en internet numerosas versiones sobre un perro que por querer comerse dos tortas, se quedó sin ninguna. Lo que nadie parece haber notado es que su origen se remonta a mucho más que a una anécdota: a las fábulas del griego Esopo, viejo amigo de este blog, que vivió en el siglo VI a. C. A Esopo se atribuye una famosa fábula, El perro y el reflejo en el río, que dice así:

Vadeaba un perro un río llevando en su hocico un sabroso pedazo de carne. Vio su propio reflejo en el agua del río y creyó que aquel reflejo era en realidad otro perro que llevaba un trozo de carne mayor que el suyo.
Y deseando adueñarse del pedazo ajeno, soltó el suyo para arrebatar el trozo a su supuesto compadre.
Pero el resultado fue que se quedó sin el propio y sin el ajeno: éste porque no existía, sólo era un reflejo, y el otro, el verdadero, porque se lo llevó la corriente. 
Moraleja: Nunca codicies el bien ajeno, pues puedes perder lo que ya has adquirido con tu esfuerzo.

Esta fábula fue puesta en latín por Fedro durante el siglo IV a. C., exponiendo el mismo problema y la misma idea central, con el título El perro que atravesaba el río con un trozo de carne:

Pierde merecidamente lo propio quien apetece lo ajeno
Un perro que atravesaba a nado un río llevando en su boca un trozo de carne, vio su imagen en el espejo de las aguas y, pensando que otro perro llevaba otra presa, quiso arrebatársela. Pero su codicia resultó engañada, pues soltó el alimento que tenía en la boca sin poder agarrar por eso el que deseaba.
Lo que resulta muy interesante es que en la versión mexicana, más que por el deseo de lo ajeno, el cuento ha derivado en la imposibilidad de abarcar demasiado. En este sentido sería un equivalente al refrán "quien mucho abarca, poco aprieta".

lunes, 3 de febrero de 2014

Un adefesio

Ayer mismo comentábamos que fulanita "iba hecha un adefesio", aunque también podría ser "es un adefesio", pues ambas formas se oyen por ahí, a pesar de que la habitual es la primera. Generalmente se dice de una persona de aspecto ridículo, extravagante o que es muy fea. Inmediatamente recordé el origen del dicho, que había leído en alguna parte, y se me ocurrió comenzar este año en el blog con tan curiosa expresión.

La palabra adefesio proviene, como muchas otras cosas, de la Biblia, concretamente del Nuevo Testamento. Seguro que si alguien ha ido a misa alguna vez habrá oído "Carta de San Pablo a los efesios", que en latín se dice Ad Ephesios, esto es, 'a los habitantes de Éfeso'. De ahí adefesio. Lo complicado es saber por qué el decir popular adjudicó la ridiculez, la extravagancia,el disparate y la fealdad a esta palabra.

Miguel de Unamuno, por ejemplo, cree que se trata de una derivación desde el anterior hablar adefesios: decir despropósitos, disparates o absurdos. Basándose en Villalón en Viaje a Turquía (1557), la expresión provendría de que en el capítulo V de la Epístola a los Efesios se indica que "las casadas están sujetas a sus maridos como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer" y "maridos, amad a vuestras mujeres así como Cristo amó a su Iglesia" y otras máximas; el pueblo habría escuchado estas cosas y, como casi nunca se cumplían, habría relacionado adefesio con consejos o dichos absurdos, disparatados.

Otros investigadores, sin embargo, han sostenido otras teorías: una, que es la que mantiene el Diccionario de la RAE, es que San Pablo corrió peligro y estuvo a punto de morir en Éfeso, por lo que su prédica estéril, absurda para los efesios, habría llevado a la palabra adefesio a adquirir ese significado; otra sería la basada en un brillante efesio, Hermodoro, que a pesar de sus discursos fue condenado al ostracismo (expulsado de la ciudad): por eso hablar ad Ephesios habría pasado a significar el hablar inútilmente a personas que no hacen caso.

Sin embargo, no se sabe por qué de hablar adefesios se pasó a ir hecho un adefesio, aunque nadie quiere que se le adjudique ninguna de las dos. No voy a despedirme sin nombrar la obra teatral El Adefesio, de Rafael Alberti, que se estrenó en Buenos Aires el 8 de junio de 1944 con dos de las mejores actrices españolas del siglo XX: Margarita Xirgú y María Teresa León, esposa ya del escritor.

lunes, 9 de septiembre de 2013

El coño de la Bernarda, con perdón

Existen, al menos en la tradición de España, diversas frases que aluden a los lugares y las situaciones en las que reina el caos y la confusión. Curiosamente, las tres que vamos a tratar aquí tienen que ver con personajes peculiares, a veces míticos, cuya historia produjo una frase para la posteridad. Claro que, como vemos en el título, unas más educadas que otras.

La primera que se me viene a la mente es la casa de Tócame-Roque, expresión que nos llega de Madrid. Se dice de la casa o el lugar donde cada uno hace lo que le parece, y se producen a menudo pleitos y jaleos. Por lo visto, existió tal lugar, en la calle del Barquillo, en Madrid, y se hizo famoso por aparecer en un sainete de Ramón de la Cruz, La Petra o la Juana o El Buen Casero, que pronto fue conocida por el título La casa de Tócame-Roque. Se dice que allí vivían dos hermanos, Juan y Roque, que discutían mucho, y el primero le decía al segundo: "Tócame a mí, Roque; tócame, Roque", y así surgió el dicho. También Mesonero Romanos, el gran costumbrista de Madrid (Escenas matritenses, 1836) habla de esta casa. Luego Galdós la utilizará ya como expresión popular, desvinculada de la famosa casa, llamando a la política nacional un patio de Tócame-Roque (Episodios Nacionales, 1911). 

Curiosamente, la expresión ha ganado otro significado, muy próximo a la de el perro del hortelano, ni come, ni comer deja o ni deja comer, que se dice de los amantes (generalmente, en realidad, de las mujeres), que se quejan de que las pretendan, pero que si se les deja de hacer caso, se quejan de que ya no lo hagan, o les piden su favor. El perro del hortelano es una comedia de Lope de Vega que utilizó como título un antiguo refrán. En el caso de Roque, se dice: Tócame, Roque... ¡Mamá, que Roque me ha tocado! con el mismo sentido.

Un corral de comedias
También de Madrid nos viene, con un significado sinónimo, la frase el corral de la tía Pacheca o simplemente el corral de la Pacheca. Parece documentado que el tal corral era un teatro (llamados "corrales" o "corrales de comedias" en el siglo XVI) que estaba en la Calle Burguillos. Pertenecía a Isabel Pacheco, conocida como "la Pacheca", y de ahí el nombre. Relacionarlo con la confusión era normal, pues estos corrales eran lugares de reunión en los que no se guardaba el recato que se espera en los teatros actuales... Pero esa opinión me la guardo por ahora. Por cierto, que El Corral de la Tía Pacheca es el nombre de un famoso tablao flamenco.

Finalmente, con el mismo sentido de lío y confusión, encontramos la frase el coño de la Bernarda, la más divertida de las tres, y de la que conozco al menos tres explicaciones, pues tres regiones se disputan su origen: las Alpujarras granadinas, Ciudad Real y Sevilla. En Granada se dice que Bernarda era una vieja santera que recibió la aparición de San Isidro una noche en la que estaba afligida por no haberse casado y tenido hijos, pues según ella "no es buena la mujer de cuyo higo no salen hijos". El bueno de San Isidro se le presentó y le tocó el coño, literalmente, y este quedó santificado. Así, las gentes del lugar iban a su casa a tocar sus partes milagrosas, con las que sanaba enfermos, multiplicaba las cosechas y muchos otros prodigios. El sacerdote del lugar, por lo visto, tenía mucha fe en el coño de Bernarda: cuando murió muchos males asolaron la región; el sacerdote la mandó desenterrar y se había convertido en polvo, excepto su coño, que se mantenía incorrupto. Así, mandó que se convirtiera en reliquia de la Iglesia, no sin problemas con la Santa Inquisición. 

La versión ciudarrealeña es parecida, salvo que esta Bernarda vive en el monte, y salva, bendice y cura a los pastores solo si tocan su parrús. Examinada por monjes, estos certificaron su poder beatífico. En Sevilla es donde el mito es más aburrido, y seguramente más cierto: Bernarda sería una prostituta famosa en la región, por cuyo higo pasaba todo hijo de vecino. En cualquier caso, decir ahora que el Congreso parece el coño de la Bernarda da a entender que es un guirigay, en donde nadie se entiende, todo es desorden y confusión. Vamos, que es el Congreso.

Fuentes