
A partir, sobre todo, de las reivindicaciones feministas, los
lingüistas llaman sexismo
lingüístico a estos y
otros fenómenos de la lengua que marcan u ocultan a la mujer, como
el llamado género
genérico: el masculino
engloba al femenino. Así, alumnos
engloba tanto a chicos como a chicas, pero alumnas
solo engloba a las chicas. La Academia considera que este aspecto
concreto es propio de la lengua y no incurre en sexismo, pero muchos
manuales de estilo de diarios, empresas y organizaciones recomiendan
usar genéricos como alumnado.
En cualquier caso, el sexismo lingüístico es el reflejo del sexismo
social. El hablante puede elegir concienciarse de ese problema e
intentar incurrir o no en él, y, en lo que a la lengua respecta,
cuidar o no la elección de su léxico.