sábado, 24 de agosto de 2013

Tiempo de vacas flacas

Hoy me apetece comentar algunas frases sobre el aciago futuro que nos espera. En nuestra tradición católica y occidental, el futuro siempre es visto como un tiempo oscuro y que presentará dificultades, sobre todo si en el presente disfrutamos de cierta abundancia o de ociosidad. Además, cuando ese futuro se concreta, nunca falta alguien que nos diga el famoso "yo ya te avisé" o "te lo dije", porque en su tiempo esta persona profetizó nuestra decadencia.

En este contexto se enmarca una frase como Tiempo de vacas flacas, que hace referencia a un momento de escasez y penuria frente a un pasado opulento. Se trata en realidad de una alusión al famoso episodio del Antiguo Testamento que trata sobre José, hijo de Jacob, y los sueños del faraón: vendido como esclavo por la envidia de sus hermanos, José termina encerrado en la cárcel por la falsa denuncia de la esposa de Potifar, quien lo había comprado y confiaba en él, pues lo acusaba de haber intentado abusar de ella; sin embargo, ella lo había llamado a su cuarto y él la había rechazado. Allí descifró los sueños del copero y del panadero del faraón, que tres años más tarde lo llamaría, por indicación del copero, para que descifrara su sueño: siete vacas gordas y lustrosas pacían junto al Nilo y eran devoradas por siete vacas escuálidas y famélicas. Esto fue interpretado por José como siete años de abundancia a los que seguirían siete de escasez, por lo que el faraón debía guardar en tiempos de bonanza para sobrevivir en las malas épocas. El faraón quedó muy impresionado y lo nombró su mano derecha, con poder sobre todo Egipto.

La idea de guardar en los buenos tiempos para sobrellevar los malos es una constante en muchas culturas, y sale a relucir sobre todo en los tiempos aciagos, recordándonos que deberíamos haber sido previsores. Así lo explica también la fábula La cigarra y la hormiga, atribuida al griego Esopo (circa 600 a. C.), y puesta en español por Samaniego en el siglo XVIII:

Cantando la Cigarra
pasó el verano entero,
sin hacer provisiones
allá para el invierno;
los fríos la obligaron
a guardar el silencio
y a acogerse al abrigo
de su estrecho aposento.
Viose desproveída
del precioso sustento:
sin mosca, sin gusano,
sin trigo y sin centeno.
Habitaba la Hormiga
allí tabique en medio,
y con mil expresiones
de atención y respeto
le djo: "Doña Hormiga,
pues que en vuestro granero
sobran las provisiones
para vuestro alimento,
prestad alguna cosa
con que viva este invierno
esta triste Cigarra,
que, alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño,
nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme,
que fielmente prometo
pagaros con ganancias,
por el nombre que tengo".
La codiciosa Hormiga
respondió con denuedo,
ocultando a la espalda
las llaves del granero:
"¡Yo prestar lo que gano
con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana,
¿qué has hecho en el buen tiempo?"
"Yo, dijo la Cigarra,
a todo pasajero
cantaba alegremente,
sin cesar ni un momento".
"¡Hola! ¿Con que cantabas
cuando yo andaba al remo?
Pues ahora, que yo como,
baila, pese a tu cuerpo".

Muchos son los dichos populares y refranes que recogen también esta tradición de trabajar y guardar cuando se tiene para que el futuro sea feliz: El que guarda, siempre tiene, por ejemplo. Una particularmente curiosa es Ya vendrá el tío Paco con las rebajas, que nos decían las madres cuando nos veían ociosos y despreocupados mientras se acumulaban las tareas por hacer, o gastando dinero sin ahorrar ni un céntimo. No se sabe muy bien quién es este tío Paco, pero hay varias explicaciones a la frase: una la relaciona con los impuestos y los gastos, pues cuando hacemos un trabajo, pesamos que ganaremos tanto dinero, pero luego llegan "las rebajas": tanto para Hacienda, tanto para transporte, tanto en comer... Así, las rebajas del tal Paco son todas esas cosas que nos iban a dejar con una parte de la ganancia que esperábamos. Otra tiene que ver con el vino: el vino se rebajaba en los mercados con agua, con lo que se abarataba. En cualquier caso, la frase ha pasado a ser advertencia de males futuros cuando nos creíamos tan dichosos.

Finalmente, otra frase que habla sobre el trabajo presente para el bien futuro es Hacienda hecha, dinero espera, que en mi casa se dice con frecuencia para indicar que hay que hacer las cosas ahora y no dejarlas para luego (el famoso No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy), para así ya quedarse tranquilo y esperar los resultados. Pero también puede usarse reivindicativamente, indicando que si ya está el trabajo hecho, deberíamos cobrar con prontitud.

lunes, 19 de agosto de 2013

Aurea mediocritas

La literatura siempre ha estado ligada con una actitud filosófica sobre la vida y la forma de entender el mundo y sus relaciones. Este es el caso del tópico literario que encabeza esta entrada, el famoso Aurea mediocritas, que puede traducirse como 'Dorada medianía'. La frase enaltece las bondades del famoso "término medio", de la postura equilibrada entre el exceso y el defecto.

Esta filosofía se encontraba en cierta manera ya en Aristóteles, que definía la virtud como "el término medio entre dos vicios". Fue el poeta latino Horacio (65 a. C. - 8 a. C.) el que estableció las palabras exactas del tópico en la oda X del libro II de las famosas Odas, si bien se basa en el hedonismo epicureísta, que en síntesis promulgaba que la felicidad consistía en conformarse con lo que uno tiene, sin dejarse llevar por emociones desproporcionadas. He aquí los famosos versos el Horacio:

Auream quisquis mediocritatem
diligit, tutus caret obsoleti
sordibus tecti, caret invidenda
sobrius aula.

El que se contenta con su dorada medianía
no padece intranquilo las miserias de un techo que se desmorona,
ni habita palacios fastuosos
que provoquen a la envidia

[Traducción: Germán Salinas]


En la fraseología popular, la contención y el conformismo de estos puntos de vista filosóficos se han plasmado en diversas sentencias. Una de ellas es, claro está, en el término medio está la virtud, de ascendencia aristotélica. Otra sería todos los extremos se tocan, indicando que tanto lo mucho como lo poco son perniciosos; eso mismo indica pecar tanto por exceso como por defecto. El verbo "pecar" se explica porque a la Iglesia le interesó mucho esta idea del equilibrio y, por supuesto, de la aceptación de los trabajos que nos manda el señor, como dice la canción.

Mucho más actuales y divertidas son las expresiones ni tanto, ni tan calvo o ni calvo ni con tres pelucas, o la mucho más antigua Ni Juan ni Juanillo, que casi siempre indican de manera un tanto tosca que nos hemos excedido y que deberíamos habernos quedado en el saludable punto medio.

P.D.: Quiero agregar el siguiente refrán mexicano, que Fernando Ruvalcaba Esquer ha tenido la gentileza de enseñarme: Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre, que he encontrado luego en varias versiones. Otra bonita muestra de la búsqueda del equilibrio.

Referencias

  • García Remiro, José Luis (2001). ¿Qué queremos decir cuando decimos...? Frases y dichos del lenguaje diario. Madrid: Alianza.
  • Horacio: Odas. Traducción de German Salinas. http://es.wikisource.org/wiki/Odas_(Horacio)

miércoles, 14 de agosto de 2013

Sobre la acción de abrir, o de abrirse...

Aunque es un tema ya tratado en varios lugares, no podía dejar de reseñar la diferencia entre cuatro términos que se suelen emplear bastante a la ligera: abertura, apertura, obertura y el aberrante *opertura. Todas tienen que ver con el verbo abrir y, la verdad, la Academia tiene en parte la culpa de su confusión, porque admite tanto usos sinónimos con no sinónimos de las dos primeras. De hecho, si buscamos en el Diccionario de la Real Academia abertura y opertura, encontraremos que la primera acepción de ambas es casi igual: 'Acción de abrir', aunque en abertura se añade 'o abrirse'.

En este caso, nos ayuda más acudir al Diccionario Panhispánico de Dudas, que nos indica lo siguiente:
  • Apertura suele emplearse más con el sentido de 'acción de abrir(se) algo que está cerrado', por ejemplo: La apertura de esta caja se me resiste, Este envase es de fácil apertura. Otro de sus usos principales es designar el principio de un evento o, en general, un proceso: La apertura del curso académico fue solemne, Se tramitará la apertura de un expediente... Es muy común que designe 'actitud favorable a las innovaciones': La apertura política fue necesaria, El nuevo Papa muestra indicios de apertura religiosa (esto último no me lo creo yo mucho). Finalmente, se usa específicamente en el ajedrez para indicar la primera jugada de la partida.
  • Abertura se restringe generalmente al significado de 'boca, hendidura, agujero': El aire se colaba por una pequeña abertura. Sin embargo, y aquí viene la confusión, puede aparecer, aunque es menos común, para indicar lo que antes llamamos 'acción de abrir(se) algo que está cerrado: La abertura de esta caja se me resiste. En cambio, será incorrecto usarlo para indicar el inicio de un acto o evento: No asistió a la *abertura del Congreso.
  • Obertura, por su parte, no tiene nada que ver: solo se utiliza para designar una pieza instrumental que inicia una ópera, un oratorio o una composición lírica: Me encanta la obertura de Carmen, de Bizet. *Opertura no existe y no debe utilizarse.
Existen además algunos usos técnicos de abertura y apertura, pero pertenecen a sus relativas disciplinas: en fonética, por ejemplo, se habla de abertura vocálica, mientras que en óptica se utilizan ambas palabras indistintamente.

Por último, un nuevo verbo que se debe evitar es el horrible aperturar como sinónimo de abrir, que se ha puesto de moda, sobre todo, en el ámbito bancario: como se dice apertura de una cuenta, al verbalizar la forma hay quien dice *aperturar una cuenta, en lugar del correcto abrir una cuenta. No sé a los demás, pero a mí me suena horrible.

miércoles, 3 de julio de 2013

Pedro "e" Isabel eligen entre uno "u" otro

Después de un tiempo sin actualizar (los gramáticos y lingüistas también tenemos vacaciones) he decidido volver a publicar con una entrada dedicada a un tema que parece sencillo, pero presenta algunas peculiaridades: el paso de la conjunción y a e y el cambio de la conjunción o a u

En el caso de y, esta pasa a pronunciarse y escribirse e cuando la palabra inmediatamente posterior comienza por i- o hi-: "Pedro e Isabel vienen con perro e hijos", "Para coser necesito aguja, dedal e hilo". Sin embargo, hay que tener en cuenta que si la palabra comienza con un hiato iniciado por i, se mantendrá la forma y: "Ponemos en la coctelera martini y hielo". Ahora bien, existen palabras en las cuales podemos pronunciar un diptongo o un hiato, dependiendo fundamentalmente de la zona geográfica del hablante, como la propia palabra hiato (que se puede pronunciar yá-to o i-á-to, que es la que digo yo) o ion (yón o i-ón). En estos casos, si pronunciamos la palabra con diptongo (yá-to, yón) usaremos y; si decimos la palabra con hiato (i-á-to, i-ón) usamos e. Por lo tanto, son válidas tanto "diptongo y hiato" como "ditongo e hiato", por lo que, ante la duda, mejor seguir la norma general y, como parecen diptongos gráficamente, usar y y listo.

Exiten otras dos excepciones a la norma. La primera es muy restringida. A veces, y adquiere un valor adverbial en oraciones interrogativas: "¿Y Pedro? ¿Cómo está?". En estos casos, y no es conjunción, sino que significa algo así como '¿qué tal?' o '¿dónde está?'. Si se diera el caso de que esa y coincidiera con una palabra que comience por i- o hi-, esta no cambia a e, porque no es conjunción: "¿Y Hipólito?", "¿Y Inés?".

El segundo caso que tener en cuenta es el de palabras extranjeras que se pronuncien según el idioma original, que seguirán la norma según la fonética, y no la ortografía. Así, hemos de escribir "Dame tu teléfono e e-mail", porque se pronuncia i-mail; o "Musolini y Hitler fueron fascistas", porque se pronuncia jit-ler.

Desde la Ortografía de 2010, la tilde
en la conjución o es incorrecta.
Por otra parte, o pasará a u cuando la palabra siguiente comience por o- u ho-: "En Vigo u Orense", "minutos u horas". Esta norma es fija, ya formen o- u ho- diptongo o hiato: "No me importa lo que vea u oiga".  La norma también se aplica ante cifras que se pronuncian con o-: "Costará unos 750 u 800 euros". 

La única novedad importante en relación con la conjunción o es que ya no debe llevar tilde entre cifras, ya que los modernos métodos de escritura evitan cualquier confusión entre 0 y o: "200 o 300 euros".

En fin, un tema que puede parecer tonto, pero que es importante, puesto que hablar y escribir sin cambiar estas conjunciones produce muy mala impresión. Lo mejor para aprenderlo es intentar pronunciarlo bien al hablar, para que así, al escribir, surja de manera natural.

Bibliografía

domingo, 14 de abril de 2013

El sexo de los ángeles

A todos nos ha pasado, sobre todo cuando hay algunas copas por medio: nos enzarzamos en una discusión larga, absurda e improductiva sobre un tema que, en realidad, no tiene solución, porque los argumentos no pueden probarse de manera cierta. A estas situaciones se aplican las frases discutir el sexo de los ángeles, o hablamos, simplemente, de una discusión bizantina. Lo que no todo el mundo sabe es de dónde vienen esas frases.

El adjetivo bizantino nos da la pista para remontarnos a Bizancio, capital del Imperio Romano de Oriente, conocida también como Constantinopla o, modernamente, Estambul. Los bizantinos eran famosos por sus disputas teológicas respecto a la esencia de la Trinidad, la naturaleza de Cristo o el sexo de los ángeles. De hecho, a este y otros temas igual de importantes se dedicaron varios concilios de la cristiandad. Así, durante el siglo XV obispos y eruditos hablaban de las partes angelicales mientras los turcos asediaban la ciudad. No parece que fuera el momento ni el lugar para comentar el asunto, pero así sucedió, y por eso a estas disputas inútiles se las llama discusiones bizantinas o sobre el sexo de los ángeles. De estos problemas teológicos proviene también la expresión Armar(se) la de Dios es Cristo, que se usa cuando en una discusión o pelea todo el mundo grita, nadie se entiende y todo es confusión. Esta proviene particularmente del Concilio de Nicea, que se dedicó a reflexionar la doble naturaleza de Jesús: divina (Dios) y humana (es Cristo).  Hoy en día mucha gente dice simplemente Armar(se) la de Dios, perdiéndose parte de la idea original.

Finalmente, hace poco tiempo que salto de nuevo a la fama una frase, en este caso literaria, para referirse a discusiones estériles: la que empleó la Casa Real Española para definir la polémica independencia de Cataluña, discutir si galgos o podencos. La frase está sacada de una fábula de Tomás de Iriarte, "Los dos conejos", y hace referencia a dos conejitos que, teniendo a dos canes casi encima, a punto de devorarlos, se dedican a discutir la raza de los mismos. Se trata de una fábula muy conocida hasta mediados del siglo XX, y dice así: 

FÁBULA XI

Por entre unas matas,
seguido de perros,
no diré corría,
volaba un conejo.

De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente,
amigo, ¿qué es esto?»
«¿Qué ha de ser?», responde;
«sin aliento llego...;
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo».

«Sí», replica el otro,
«por allí los veo,
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?» «Podencos.»
«¿Qué? ¿podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos;
bien vistos los tengo.»
«Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso.»
«Son galgos, te digo.»
«Digo que podencos.»

En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.

Los que por cuestione
sde poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.

viernes, 1 de marzo de 2013

¡Tienes más cuento que Calleja!

Esta expresión se dice socarronamente para decirle a alguien que nos está contando una historia demasiado increíble para ser cierta, o que es un mentiroso redomado. Tener mucho cuento y ser un cuentista se han utilizado desde hace mucho con el mismo sentido. 

¿De dónde viene, entonces, ese Calleja que nadie parece conocer? De Saturnino Calleja, o más bien, de la editorial que heredó de su padre a finales del siglo XIX, la Editorial Calleja. Don Saturnino convirtió esta editorial en la más famosa y productiva de la España de principios del siglo XX, sobre todo porque se propuso publicar a un precio muy accesible preciosos cuentos ilustrados. Gracias a él y a su editorial fueron difundidos los cuentos de Hans Christian Andersen o de los hermanos Grimm, Las mil y una noches, Los viajes de Gulliver y miles de obras de cuentistas españoles. De sus ediciones salió el conocido final de los cuentos ...y fueron felices y comieron perdices, y a mí no me dieron porque no quisieron.

La Editorial Calleja editó más de 3000 títulos; no solo cuentos, sino también obras de pedagogía y educación, pues Saturnino Calleja se convirtió en el líder de los maestros españoles: fundó y dirigió la revista La Ilustración de España, que iba acompañada por el boletín El Heraldo del Magisterio, con los mismos fines educativos. También creó la Asociación Nacional del Magisterio Español y organizó la Asamblea Nacional de Maestros. Se dedicó, además, a editar obras clásicas y de actualidad: El Quijote, Platero y yo... así como diccionarios, atlas y otras obras de consulta, siempre en la vanguardia y siguiendo las más modernas tendencias europeas.

Así que ya sabéis, si alguien os dice que tenéis más cuento que Calleja, enfadaos solo lo justo... porque la verdad es que el el origen de la frase es bastante original por un buen motivo.


sábado, 16 de febrero de 2013

El sexismo lingüístico


A veces las palabras connotadas presentan diferencias según su género, sobre todo cuando este género se corresponde con el sexo. Por ejemplo, un profesional es una persona que tiene una profesión, pero una profesional es muchas veces una metáfora que denomina a una prostituta, y está connotada negativamente. Lo mismo ocurre con una perra, una cualquiera o una fulana, que significan denotativa y connotativamente algo muy distinto a un perro, un cualquiera y un fulano. Parece ser que para nuestra cultura incluso en los tacos lo masculino y lo relacionado con el hombre están marcados positivamente (Esto es la polla), mientras que lo femenino y lo relacionado con la mujer presenta muchas veces una connotación negativa (¡Qué coñazo!).

A partir, sobre todo, de las reivindicaciones feministas, los lingüistas llaman sexismo lingüístico a estos y otros fenómenos de la lengua que marcan u ocultan a la mujer, como el llamado género genérico: el masculino engloba al femenino. Así, alumnos engloba tanto a chicos como a chicas, pero alumnas solo engloba a las chicas. La Academia considera que este aspecto concreto es propio de la lengua y no incurre en sexismo, pero muchos manuales de estilo de diarios, empresas y organizaciones recomiendan usar genéricos como alumnado. En cualquier caso, el sexismo lingüístico es el reflejo del sexismo social. El hablante puede elegir concienciarse de ese problema e intentar incurrir o no en él, y, en lo que a la lengua respecta, cuidar o no la elección de su léxico.