miércoles, 5 de marzo de 2014

El perro de las dos tortas

En México es muy común escuchar como advertencia que "te vas a quedar como el perro de las dos tortas", haciendo referencia a que por querer abarcar dos o más cosas al mismo tiempo, o por no decidirse entre dos posibilidades, al final nos quedaremos sin ninguna. Para los foráneos, una torta es un tipo de bocadillo mexicano, generalmente formado por un bollo de pan tierno relleno de jamón u otras carnes, abundante verdura, queso, etc.

Resulta curioso que al buscar datos sobre esta extendida frase aparecen en internet numerosas versiones sobre un perro que por querer comerse dos tortas, se quedó sin ninguna. Lo que nadie parece haber notado es que su origen se remonta a mucho más que a una anécdota: a las fábulas del griego Esopo, viejo amigo de este blog, que vivió en el siglo VI a. C. A Esopo se atribuye una famosa fábula, El perro y el reflejo en el río, que dice así:

Vadeaba un perro un río llevando en su hocico un sabroso pedazo de carne. Vio su propio reflejo en el agua del río y creyó que aquel reflejo era en realidad otro perro que llevaba un trozo de carne mayor que el suyo.
Y deseando adueñarse del pedazo ajeno, soltó el suyo para arrebatar el trozo a su supuesto compadre.
Pero el resultado fue que se quedó sin el propio y sin el ajeno: éste porque no existía, sólo era un reflejo, y el otro, el verdadero, porque se lo llevó la corriente. 
Moraleja: Nunca codicies el bien ajeno, pues puedes perder lo que ya has adquirido con tu esfuerzo.

Esta fábula fue puesta en latín por Fedro durante el siglo IV a. C., exponiendo el mismo problema y la misma idea central, con el título El perro que atravesaba el río con un trozo de carne:

Pierde merecidamente lo propio quien apetece lo ajeno
Un perro que atravesaba a nado un río llevando en su boca un trozo de carne, vio su imagen en el espejo de las aguas y, pensando que otro perro llevaba otra presa, quiso arrebatársela. Pero su codicia resultó engañada, pues soltó el alimento que tenía en la boca sin poder agarrar por eso el que deseaba.
Lo que resulta muy interesante es que en la versión mexicana, más que por el deseo de lo ajeno, el cuento ha derivado en la imposibilidad de abarcar demasiado. En este sentido sería un equivalente al refrán "quien mucho abarca, poco aprieta".